El 2 de noviembre, Ecuador celebra el Día de los Difuntos, una tradición que honra la memoria de los seres queridos que han partido. Esta conmemoración, también conocida como el Día de los Muertos en otros países de América Latina, tiene sus raíces en una mezcla de prácticas indígenas precolombinas y costumbres católicas introducidas durante la colonización española. Antes de la llegada de los europeos, los pueblos originarios ya realizaban rituales para honrar a sus ancestros, expresando la creencia de que la muerte era una transición hacia otra vida. Con la influencia cristiana, esta visión se adaptó y combinó, formando las bases de lo que hoy es el Día de los Difuntos.

Este día se celebra en varios países, incluidos México, Perú, Bolivia, y Guatemala, donde las familias visitan los cementerios, llevan flores y ofrecen alimentos en memoria de sus seres queridos. En Ecuador, una de las tradiciones más representativas de esta fecha es el consumo de la colada morada y las guaguas de pan, dos símbolos culinarios que reflejan la herencia cultural andina. La colada morada es una bebida de color púrpura hecha a base de frutas y especias, mientras que las guaguas de pan son figuras de pan en forma de muñecos, que simbolizan el ciclo de la vida y la muerte.

Este día es una oportunidad de conexión y reflexión sobre la impermanencia de la vida. Las familias no solo recuerdan a sus fallecidos, sino que celebran sus vidas y aportes. Esta práctica, que fortalece los lazos familiares y comunitarios, también ayuda a sanar el duelo y aceptar la muerte como una parte natural de la existencia.

A aquellos que han perdido a un ser querido, el Día de los Difuntos nos recuerda que la memoria de quienes ya no están con nosotros vive en nuestros corazones. Honremos su legado y encontremos consuelo en los momentos compartidos, pues la esencia de su amor y enseñanzas sigue presente.

Que la paz y el recuerdo nos fortalezcan en este día.